La terapia acuática ofrece
muchas posibilidades de intervención tanto en el marco de la prevención como de
la rehabilitación de patologías físicas o neurológicas, de hecho, tal como nos
han explicado, está muy recomendada para pacientes con alzhéimer o párkinson.
Entre los objetivos
principales del entrenamiento y la terapia acuática destacan los siguientes: ejercitar
la musculatura de las extremidades, mejorar la movilidad y funcionalidad física,
mejorar el equilibrio, disminuir el dolor muscular y articular, aumentar la
motivación de las personas mayores con respecto a la práctica de ejercicio
físico y fomentar la socialización. Y todo ello, en última instancia,
contribuye a promover la autonomía personal y el envejecimiento activo,
finalidades de la atención a las personas mayores y/o dependientes.
Además, los beneficios de la
terapia acuática también son psicológicos y cognitivos. Trabajar en el agua
ayuda a la relajación, sobre todo si el agua está a una determinada
temperatura. Además, el ejercicio se hace a un ritmo tranquilo y las personas
mayores y/o dependientes pueden gozar de todas las ventajas de practicar
ejercicio, mientras se divierten, mejorando la autoestima.
Tal como hemos comprobado,
estas actividades nos sacan de la rutina y permiten socializar y relacionarse
con otros compañeros en un entorno relajado y lúdico.
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